El 1 de Septiembre de 2020 se publica carta al director escrita por José Miguel Ossa, socio fundador del Colegio Pioneros y A + Consultores. En ella habla de cómo algunos colegios han logrado superar los desafíos y dificultades que han surgido por la pandemia e incita a que equipos docentes y directivos no den por perdido el año escolar.

NO PERDAMOS EL AÑO, SE PUEDE

Señor Director,

Hemos conocido las lamentables conclusiones de un estudio del Banco Mundial y el Ministerio de Educación sobre el impacto del COVID-19 en los aprendizajes de nuestros niños. Se dice que estos podrían perder un 88% de los aprendizajes de un año. Peor aún, los estudiantes de menores recursos podrían perder un 95%.

Lamentablemente, el 2021 no será muy distinto. Es utópico pensar que el próximo año tendremos 30, 40 ó 45 estudiantes en las salas. Así, ¿está todo perdido? Respondemos con un rotundo no.

Es penoso que a la fecha no se han hecho esfuerzos significativos por dar a conocer la realidad de colegios que están logrando excelentes resultados y que pueden servir como modelo.

Conozco directamente múltiples colegios en los que sus estudiantes no solo están muy lejos de perder un 88% o un 95% de los aprendizajes, sino que están logrando altos resultados. Colegios que están teniendo mayor asistencia que en modalidad presencial, mayor tasa de responsabilidad (entrega de tareas, trabajos, evaluaciones, etc.) y mejores resultados en las evaluaciones.

Spoiler  para los derrotistas: son colegios de todo tipo. Privados y de alta vulnerabilidad, con alumnos urbanos y rurales, colegios grandes y pequeños. No están usando más recursos que los de la subvención y el equipamiento que ya tenían.

Estos colegios están usando plataformas gratuitas espectaculares, como Microsoft Teams o Google Classroom, que lamentablemente los apoderados no conocen como para exigirlas. Están usando los recursos SEP para comprar chips de prepago para los estudiantes sin conectividad. Están entregando todos sus computadores y tablets en comodato a las familias, sin temor a que se pierdan. Están ayudando a los abuelos, que a veces cuidan a los niños, enviándoles sus mismos celulares con las aplicaciones instaladas. Están entendiendo en detalle las dinámicas familiares (¿por qué la tasa de respuesta de los más pequeños aumenta después de las 6pm y por qué hay que hacer las clases de los más grandes antes de almuerzo?). Están llamando uno a uno a los estudiantes que no se conectan, rastreándolos incluso a través de otros familiares. Están dando retroalimentación oportuna, personalizada y significativa, lo que el estudiante lee como un compromiso especial del docente con él. Han capacitado a sus profesores y, por sobre todo, han tenido un foco prioritario en desarrollar el vínculo entre los estudiantes y sus docentes.

Son colegios que saben que la educación online no reemplaza a la presencial, pero tampoco se compran la caricatura desastrosa que se ha hecho de esta última. Han tenido coraje y jamás se han planteado perder el año.

En estos colegios, sus estudiantes no solo aprenderán mucho más que un 12% during 2020 y 2021, sino que, al regresar, se encontrarán con profesores con una nueva mirada de la educación.