La última década ha sido testigo de una fuerte expansión en el diseño de espacios de aprendizaje. En Estados Unidos y alrededor del mundo, a través de diversas disciplinas, hay interés en la creación de nuevos entornos educativos, que buscan promover un aprendizaje activo. Estos nuevos contextos de enseñanza se encuentran centrados en el estudiante, muchos recursos tecnológicos, son más flexibles y dejan espacios para el desarrollo de nuevas metodologías.

Para comenzar a entender la evolución en los diseños de aula para el aprendizaje activo, es útil revisar el trabajo seminal de Jack Wilson, quien desarrolló un laboratorio de física en el Instituto Politécnico Rensselaer (RPI) a mediados de la década de 1990. Diseñó un concepto que promueve el trabajo colaborativo, mediante un ordenador compartido en parejas para aprender contenidos de física en las carreras científicas de pregrado. En la Universidad de Carolina del Norte, el concepto fue desarrollado de manera más profunda, a través del proyecto  SCALE-UP, que diseñó entornos centrados en el estudiante. Este proyecto transformó la enseñanza de las ciencias de pregrado, transitando desde un modelo basado en clases magistrales expositivas hacia su complementación con laboratorios que emplearon la metodología de aprendizaje basado en proyectos. SCALE-UP reúne a estudiantes en equipos de tres integrantes y ubicación a tres equipos en mesas redondas. Este diseño sirvió de inspiración para la implementación de un nuevo proyecto, desarrollado esta vez por MIT, que fue conocido como  TEAL (sigla que acuña el significado de aula de aprendizaje activo habilitada con tecnología). Este nuevo proyecto de aula incluyó la integración de tecnologías audiovisuales como soporte del concepto de aprendizaje colaborativo. Las salas convencionales que contaban con proyectores fueron reemplazadas por el uso de cámaras de video que registraron el contenido que se presentaba en diversas pizarras ubicadas a lo largo de todo el espacio físico de aprendizaje.

De forma paralela al rediseño de las aulas, ha surgido una transformación en las características demográficas de los estudiantes. Ha comenzado a hablarse de  nativos digitales,  así como también los expertos hablan de la  generación del nuevo milenio . Estas nuevas generaciones han crecido junto a tecnologías interactivas. Por tanto, sus necesidades y expectativas de aprendizaje difieren de aquellas que poseían los estudiantes de antaño. La generación del nuevo milenio ha influenciado y seguirá desafiando a la educación escolar y superior. Los espacios, los modelos y estilos de enseñanza, están tomando nuevos rumbos, dirigidos hacia el trabajo en equipo, el aprendizaje activo y la comprensión profunda.

Actualmente se está comenzando a hablar del aula inteligente, un espacio físico que integra las nuevas tecnologías interactivas con propósitos educativos. Estos nuevos espacios están permitiendo que los estudiantes adquieran las habilidades requeridas por los empleadores en el mundo laboral de hoy. Así como los espacios educativos se están transformando, los lugares de trabajo también han cambiado. Las instituciones educativas están desafiadas a reducir la brecha entre las características de los estudiantes y las habilidades que se necesitan en el mundo laboral.

En Pioneros creemos que es importante evaluar nuevas formas de enseñanza, incluyendo cómo se conforma sala de clases. ¿Cómo podríamos implementar aulas inteligentes en nuestros colegios? Déjanos tu opinión en los comentarios.